domingo, 13 de marzo de 2016

Las Villas de Cué, Asturias #LivingBookingExperience

Semana Santa en Cué, Asturias. Las Villas de Cué

Existió aquel día de felicidad en la Playa de Cué, quizás la única certeza de  mi vida, aunque si fue un sueño hubiera dado igual.




Aquella mañana de cielo despejado conducía con mi familia por la A-8 con un destino conocido pero poco apetecible, con muchas dudas sobre mi futuro. Entre la niebla  de las preocupaciones me llamó la atención un panel de desvío  hacia el pueblo de Cué, desconocido para mi. No sé exactamente porqué pero la repetición  seca y continua del nombre pulsó un resorte en mi cabeza. 




El caso es que tomé el desvío sin pensarlo y pronto me llamó la atención no sólo la belleza del pueblo como destino turístico sino algo diferente... algo que tenía que ver con la morfología del pueblo. Era como si todas las casas estuvieran fundidas en abrazos, apretadas unas contra otras, susurrándose penas y alegrías con la tensa calma del que se sabe escuchado y la certeza de los problemas con solución. Eso hizo que mi estado de ánimo cambiara y el nudo de las preocupaciones se aflojara un poco.

Entré en una sidrería animada por esa sensación y entre las conversaciones de los clientes y  el dulce olor a sidra , me llamó la atención una fotografía en blanco y negro de una playa. 
Una playa casi cerrada, rodeada de dos promontorios que dejaban una entrada estrecha al mar y en la arena tres puntos negros, una pareja y algo más alejado, un niño jugando en la arena. Era una playa extraña, pero en un sentido positivo por su recogimiento y su aspecto de paraíso natural poco concurrido.

Me invadió la misma sensación que tuve en el pueblo, una sensación de intimidad y de cálida fluidez pero en este caso entre la naturaleza y las personas de la fotografía. tuve la certeza de que esa familia, en ese preciso instante era feliz, el niño con la certeza de la inconsciencia y ellos con la certeza de la vida real. Quise estar en esa playa y sentir lo mismo que ellos.

Pagamos en la sidrería las fabas con almejas que habíamos comido mi marido y  yo y el cachopín que pidió nuestro hijo, y con las indicaciones del camarero nos dirigimos a la Playa de Cué con la rapidez y la ilusión del que abre un regalo. No nos decepcionó. 






Ahora, con el paso de los años, sé que estuve allí y  no fue una ilusión. El momento en el que pisé la arena lo recordaré para el resto de mis días. El agua azul cristalino en contraste con el verde de los promontorios y esta estrecha entrada del mar que sugiere el horizonte sin llegar a abrumar, como el visor de una cámara de fotos en el que se imprimen los recuerdos más valiosos.

No he vuelto a esa playa de Cué por miedo a perder esa primera impresión y su autenticidad. Hasta ahora estuve en un exilio voluntario del paraíso por eso ahora he decidido participar en la promoción de Booking, y poder alojarme en  Las Villas de Cué. Se trata de unos apartamentos ideales al lado de la Playa de Cué. El lugar de nuestros sueños y al que queremos volver.




Queremos pasar esta Semana Santa en Cué, al lado de Llanes. En Asturias. En el Paraíso Natural.


Muacsss,

Patricia



Laurita´s Place

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